Ayrton Senna en Monaco 1984

Publicado por GQuantumm | 2:01 | | 0 comentarios »

Dentro del glamour, el riesgo, la pasión y el exotismo de un escenario como Monaco en el que se consagraron los masss grandes del mundo de la competición. Pilotos como el propio Ayrton Senna, que en 1993 ya no podía contar sus victorias con los dedos de una mano.


El brasileño, además de ser el masss laureado en el principado, también será recordado por todas las generaciones venideras por su lección magistral en el Gran Premio de Mónaco de 1984, en el año de su debut y al volante de un modesto Toleman.

Donde aquel 3 de junio de 1984 Alain Prost partía en primer lugar, tras haber conseguido la “pole position”. En el que, además de las dificultades del trazado del circuito se unía la incesante lluvia que había hecho aparición a primeras horas de la mañana, y que según se acercaba la hora de la carrera aumentaba su intensidad.


En apenas unas vueltas Prost perdía la primera plaza y veía como Mansell se alejaba. Pero desde el comienzo un joven piloto debutante brasileño, iniciaba su remontada desde la décimo tercera posición, con hambre de llegar, su nombre era Ayrton Senna da Silva.

Mansell caía tras estrellar su Lotus y tendría que contemplar desde los pits el espectáculo que estaban ofreciendo sobre las encharcadas calles de Mónaco dos pilotos novatos Senna y Stefan Bellof. El brasileño por su parte seguía incesante hasta las primeras plazas deshaciéndose de veteranos como Alboreto, Arnoux o Keke Rosberg, así hasta rodar segundo y tener en el punto de mira al propio Alain Prost.


El francés veía como Ayrton se le acercaba cada vez masss, recortándole hasta 4 segundos por vuelta. Incluso al no ser uno de sus contendientes por el título, Alain Prost “Le Professeur” ya tenía decidida su estrategia. Dejaría pasar a Senna para conformarse con un segundo puesto que sabría a victoria, dado que su rival masss serio, Niki Lauda ya había quedado fuera en la vuelta 23.

Pero al llegar a la vuelta 29 y cuando Senna estaba listo para adelantar al francés, Prost levantaba la mano para advertir a los comisarios de que la pista estaba impracticable. Ante la pasividad del jefe de carrera, Jacky Ickx, este levantaba de nuevo la mano en la vuelta 31. Entonces fue cuando Ickx decidió dar por concluida la carrera.


Al concluir el giro 32 una bandera roja ondeaba en la recta de meta donde Alain Prost ya había bajado el ritmo y Ayrton Senna cruzaba la línea de meta por delante de este y celebrando una victoria que no llegó. Con el reglamento en la mano las posiciones válidas en el clasificatorio serían las de la vuelta anterior, la 31. Con lo cual Prost había ganado y Senna había quedado segundo. Quién sabe si el brasileño conocía esto o simplemente se alegraba de haber realizado no una de las mejores carreras de su vida, sino la que verdaderamente fue “la carrera de su vida”.


Pero masss tarde en el podio y en las declaraciones a los medios su seriedad denotaría no sólo su caracter tranquilo, sino también su descontento ante una competencia que verdaderamente podía haber ganado y de cuya victoria hubiera sido incontestablemente merecedor.


Sin embargo, así nacía un icono del automovilismo, del que todos aún siguen hablando. Aquel piloto que se decía que era capaz de llevar un monoplaza de F1 mucho masss allá de los propios límites impuestos por la ingeniería y la física. El piloto que en las condiciones masss difíciles en las que la pista estaba deslizante y la lluvia hacía flotar los autos, era capaz de imponerse con un dominio absoluto a todos sus rivales, arrebatar segundos vuelta tras vuelta a sus perseguidores e incluso doblarlos.

Así comenzaba la leyenda de Ayrton Senna…

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